viernes, 14 de octubre de 2011

Tomarse un respiro


Hace días que pienso que no me gusta vivir sola, no.
Se estropea la calefacción, se rompe la lavadora, o surge cualquier problema y te lo tienes que comer tal como vives: en la más absoluta soledad.
Por eso me gustaba el hospital, porque allí siempre hay alguien con quien compartir un desayuno.

Hay veces que una idea se nos mete en la cabeza, y por más que lo intentamos no nos la podemos sacar, diagnóstico: "la obsesión". Un círculo vicioso del que es difícil salir.
Yo reconozco estar obsesionada, muy obsesionada, con la soledad.

Los síntomas de la obsesión son fácilmente reconocibles: el rechazo compulsivo, la manía, la insistencia... A mí los síntomas de la obsesión me los provoca la soledad, y ciertas compañías... Sobre todo la de aquellos que llegan los últimos y quieren ser los primeros, o a veces el que más crees conocer es el que más te decepciona.

Pero al obsesionarnos también nos duelen otras partes del alma, como la inquietud y la preocupación por sentirnos descubiertos, o la obcecación por alcanzar nuestras metas.

La obsesión puede ser un dolor que nos oprime el pecho y no nos deja vivir. La verdad, nunca había hecho el recuento, pero son demasiados síntomas para una enfermedad que a todos nos quita el sueño. Si todo tiene solución menos la muerte, debe existir algún tratamiento para la obsesión. Algo que alivie la insatisfacción y el desasosiego que provoca. Debería ser un medicamento sin efectos secundarios.

Tan dañina puede ser la euforia como la depresión que nos bloquea. El caso es que siempre nos sentimos incomprendidos ante nuestras obsesiones, hasta que nos damos cuenta de que siempre hay alguien que está peor que tú. Entonces te sientes fatal.

Hoy me he sentido bien, hice algo del cual no me arrepiento porque yo soy como soy y eso no lo puede cambiar nadie. Y he aprendido algo muy importante: si alguien frágil como yo ha podido vencer el rechazo a la soledad, y alguien pequeña como Lara, mi primita de 6 añitos autísta, ha logrado abrir su espacio, estoy convencida de que todo el mundo puede vencer sus obsesiones "Tomándose un respiro".
Es un tratamiento que deberíamos aplicarnos más a menudo.

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