jueves, 13 de octubre de 2011

Ochenta primaveras




Hoy me he fijado en mi balcón la cantidad de personas mayores que viven en mi pueblo, es un pueblo grande pero abundan los abuelos junto sus bastones en el parque de enfrente de casa, haciendo reuniones y debatiendo sobre el tiempo.

Ellos, nos dicen que andamos perdidos en los tiempos que vivimos, y que los hombres de antes no se ponían zarcillos, que los piropos en la calle dicen que también se han perdido y que lo viejo ya no vale. Te aconsejan sobre tus hijos, que en el pueblo se siembra un arbolito, y aunque se riegue el barbecho, hay que ponerle un palito que crezca firme y derecho y que un 'chiquillo' es lo mismo.

Él fue tus pies y tus manos cuando empezaste en esta vida, y te cogía en sus brazos porque eras pequeño y no veías, con él tus primeros pasos cuando solo te caías y tu primer cuento blanco.
A ti que sabes que ha respetado a tu madre, te demostró en esta vida que aparte de ser buen padre, con su alma la quería ¡Que no le roce ni el aire!

A ese del pelo blanco le debes lo que luchabas, él se quitó de sus labios lo que a ti se te antojaba y se reventó los brazos para que el pan no te faltara por eso lo quieres tanto.
Ese hombre te enseñó a ti, que la palabra de un hombre es lo primero, a decir las cosas claras, a ser sencillo y sincero teniendo solo una cara.
Esa anciana que tienes al lado es tu presente y tu pasado, te cortaba a ti el flequillo y con el sudor de su frente te hacía en el aire un castillo. A tu lado estuvo siempre siendo tu madre y tu amiga, y sobretodo, el talismán de tu suerte.
Hombre que caminas solo por la calle, en lo bueno y en lo malo él sigue estando contigo, a veces agárrate al palo cuando te veas perdido, ¡cómo han pasado los años!
Apostó su vida entera cuando no apostaba nadie y con tu nombre clavó una bandera, ese que va por la calle con ochenta primaveras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario