domingo, 23 de octubre de 2011

Cuestión de piel


No hay nada que me fastidie mas que tener que contar algo importante y no saber que palabras elegir.
Si el lenguaje corporal fuera tan eficaz como dice mi compañero Gonzalo, bastaría con mirarnos a los ojos para saber que nos pasa. El fallo esta que para entendernos, necesitamos una dosis de sinceridad que no siempre estamos dispuestos a dar.

Esta claro que Gonzalo es un experto en la comunicación no verbal, era mi antiguo tutor de danza, y actualmente cuando lo veo siento que me envía señales, que quiere escucharme, pero a veces mi cuerpo está bloqueado, mudo, se ha quedado sin voz.

Desearíamos muchas veces no sentir ni padecer, ser inmunes al dolor y a ciertas reacciones de nuestro cuerpo que no podemos controlar.

Seria tan sencillo como desactivar nuestros sentidos. Pero a la vida le pedimos emociones y los sentidos mucho mejor que las palabras son los que nos recuerdan que estamos vivos, para bien y para mal.

Hay silencios mas significativos que mil palabras, llenos de significado, de sentimientos...
Porque entenderse y llevarse bien con alguien es simplemente una cuestión de piel.

La preocupación se puede leer en la mirada de unos ojos tristes, también se puede leer el desaliento, y al coger aire para seguir adelante, respirar la complicidad de los viejos tiempos.

No es difícil encontrarse cuando uno se siente perdido, siempre que esté dispuesto a escuchar lo que su cuerpo dice, porque la sinceridad nace y empieza en uno mismo, nace en el corazón.

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