sábado, 17 de septiembre de 2011

El viejo barrendero


He visto a las 3 de la tarde, cuando más calor hacía un pobre barrendero barrer mi calle, y qué grande corazón tienen las personas que menos tienen.

Eran las 7 de la mañana, se escuchaba el restregeo de su escobita de ramas, era otoño y barría las hojas sueltas, no cabía una hoja en la puerta y olía a café. Las cosas están para el que se las encuentra y aquello estaba para él.
Y de pronto vaciando las hojas le da escalofrío el llanto de un crío y rompe el silencio del contenedor, en sus brazos le dio cobijo y aquel barrendero esta nana cantó:
”Hija tu no me llores por un besito que donde comen tres también comen cuatro, mientras haya una escoba no va a faltarte un vestidito nuevo y unos zapatos”

- Abre la puerta María que la desgracia a parido y está la mañana fría.
¿Que razones tendría para abandonarla y no abrazarla ni amamantarla? ¿Dios mío porque este lindo milagro a caído en mi casa?
-¡María que guapa es!- y María la coge en sus brazos, la alumbra una estrella- Quédate con ella y la sacas para adelante con los otros tres.
- No tendrás sabanitas de seda pero tu madre buena para siempre seré.

Tuya será la llama de esta candela, que yo te voy a poner Carmen por tu abuela y mentiré como sea para no perderte, que nadie te devuelva tu mala suerte.

María miente por arrobas y le dice a los doctores que había parido sola.
- Como usted ha pario no pare nadie.
- Así ha parido diez veces mi madre.
- Tranquila mujer, me recuerda usted a las mujeres de antes - y le firmaba el papel.
Y aquel hombre en la sala de espera, empalmando cigarros y María salió más risueña que las otras tres veces que María parió.
- La otra noche María estuve soñando que de blanco vestía, se estaba casando. Que bonita iba mi niña, el racimo mas lindo de mi vendimia.

Se hablan con la mirada cuando llaman a la puerta. Si viniera la madre de la criatura quien va a contarle aquella locura y tener que escoger la que te ha parido y te tiró a la basura o la que te dio su querer.
Y lo sabe su padre y su madre, el carro, las hojas, la gorra, la escoba, la acera, la calle y el contenedor, y lo sabe el verso y la nana que aquel barrendero un día cantó:
”Hija tu no me llores por un besito que donde comen tres también comen cuatro mientras haya una escoba no va a faltarte un vestidito nuevo y unos zapatos”

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